Por Jerónimo Delgado, graduado en Negocios Internacionales y Finanzas por la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE) y Northeastern University en Boston, cuenta con cerca de cuatro años de experiencia en banca de inversión en Wall Street y comenzará en septiembre como inversor en un fondo de private equity en Nueva York.
El sector del golf en España no solo se percibe ya como un mero complemento turístico, sino como un activo estratégico capaz de generar valor económico sostenible. Con más de 1,4 millones de turistas especializados en 2022 y un impacto económico total cercano a los 16.000 millones de euros anuales, el golf presenta características propias de un activo de inversión que merece un análisis riguroso y estratégico desde la óptica financiera.
Desde la perspectiva de un inversor, la primera pregunta siempre es clara: ¿cómo es la rentabilidad del negocio? En España en 2019, solo el 47% de los campos eran rentables. El ingreso promedio por campo de golf es aproximadamente de 2,2 millones de euros anuales, con las cuotas de socios y green fees representando más del 70% de estos ingresos.
Es importante señalar que, aunque la rentabilidad ha mejorado relativamente, siguen existiendo desafíos significativos relacionados con la gestión financiera y operativa de los campos. La capacidad para optimizar costes, particularmente en gestión de personal e infraestructuras, determinará en gran medida el potencial futuro del sector para atraer inversiones significativas. Otro punto clave es la variabilidad geográfica: campos ubicados en destinos turísticos consolidados como Andalucía, Cataluña o Baleares muestran mejores resultados financieros que aquellos en zonas menos turísticas.
El golf ofrece características únicas que lo convierten en un activo particularmente atractivo. En primer lugar, contribuye notablemente a la desestacionalización del turismo, con temporadas altas en primavera y otoño. Esto garantiza una ocupación hotelera y actividad económica más equilibrada, generando ingresos recurrentes incluso en meses tradicionalmente débiles.
Además, la fidelización del turista de golf es significativamente alta: el 27% de ellos adquieren viviendas en propiedad en España frente al 5,7% promedio de otros turistas. Esto no solo asegura visitas recurrentes, sino que impulsa una potente dinámica inmobiliaria asociada. Actualmente, estos turistas poseen cerca de 382.755 propiedades valoradas en más de 82.000 millones de euros.
El posicionamiento internacional de España también fortalece la tesis de inversión. El país recibe el 42% de los turistas europeos de golf, claramente por encima de competidores como Portugal o Francia. Esta ventaja competitiva está sustentada en la calidad reconocida de sus instalaciones y su potente atractivo turístico. De hecho, la calificación promedio que los turistas dan a los campos españoles supera en casi todos los aspectos a la de competidores europeos directos.
De la misma manera, existe un impacto económico indirecto muy significativo: por cada 1€ gastado directamente en el sector del golf, se generan casi 8,9€ adicionales en otros sectores como restauración, hotelería y comercio. Este efecto multiplicador respalda una inversión robusta y diversificada, ampliando la visión de los inversores más allá de los ingresos directos.
Desde una perspectiva de private equity, existen áreas claras para generar valor:
• Optimización operativa y consolidación: una gestión profesionalizada y la consolidación de varios campos bajo un mismo operador podría reducir costes y aumentar márgenes de rentabilidad significativamente. La creación de economías de escala permitiría negociar mejores condiciones con proveedores y optimizar la utilización de recursos, especialmente Humanos.
• Integración inmobiliaria: desarrollar proyectos inmobiliarios integrados con campos de golf es particularmente atractivo debido al perfil económico del turista, asegurando una elevada demanda y generación de valor añadido. Estos desarrollos pueden atraer a inversores institucionales interesados en activos inmobiliarios con altos niveles de ocupación y fidelización.
• Sostenibilidad y criterios ESG: España lidera Europa en el uso de agua reciclada en campos de golf, representando más del 59% del consumo hídrico total del sector. Esto no solo reduce costes operativos a largo plazo, sino que posiciona a los campos españoles como inversiones alineadas con los crecientes criterios ambientales y sociales exigidos por inversores institucionales. Además, una gestión sostenible puede facilitar el acceso a financiación preferencial basada en criterios ESG.
• Digitalización: la iniciativa Digital Green España representa una oportunidad clara para optimizar la comercialización y gestión de los campos, mejorando la eficiencia operativa y aumentando la rentabilidad. La incorporación de tecnologías digitales puede permitir una mejor segmentación del cliente, incrementar la ocupación mediante ofertas personalizadas y optimizar la experiencia del usuario.
Como en toda tesis inversora, hay riesgos importantes que gestionar. La carga fiscal en España es elevada, con un IVA del 21% y cargas sobre bienes inmuebles significativas, lo que puede afectar los retornos sobre inversión en comparación con otros destinos más competitivos fiscalmente.
Por otra parte, la creciente competencia internacional, especialmente en destinos cercanos como Portugal o Francia, podría reducir la cuota de mercado española si no se mantiene la inversión constante en calidad e innovación. Es vital que España continúe invirtiendo en infraestructuras de primer nivel y en promoción internacional para mantener su ventaja competitiva.
Finalmente, la sostenibilidad medioambiental es clave. Aunque España es líder en prácticas sostenibles, cualquier retroceso en este ámbito puede generar riesgos reputacionales importantes. La presión regulatoria creciente en materia de agua y medioambiente exige una continua innovación y adaptación en gestión sostenible.
Sumándose a ello, la incertidumbre económica global, especialmente en contextos de inflación y volatilidad financiera, puede afectar el flujo de turistas y reducir el gasto discrecional en ocio y actividades deportivas como el golf. Es crucial para los gestores anticipar escenarios adversos y construir planes estratégicos robustos.
Desde un punto de vista estrictamente financiero y económico, el sector del golf en España ofrece una atractiva tesis de inversión respaldada por tendencias sólidas en rentabilidad creciente, fidelización turística, posicionamiento competitivo y compromiso con la sostenibilidad. Aun considerando los riesgos fiscales, competitivos, medioambientales y económicos globales, la capacidad del golf para generar ingresos recurrentes, catalizar inversiones inmobiliarias de alto valor y dinamizar economías regionales fuera de las temporadas altas turísticas, lo posiciona como un activo merecedor de atención por parte de fondos de inversión estratégicos. En definitiva, el golf español presenta hoy una oportunidad tangible para inversores que busquen retornos sostenibles en el largo plazo.