Más allá de la velocidad: La guía esencial para medir las condiciones de juego del green

Medir las condiciones de juego de los greens se ha convertido en una parte integral de la evaluación agronómica de campos de golf durante los últimos 15 años en el Reino Unido, evolucionando a nivel global gracias a la innovación en nuevas prácticas y al avance en las herramientas y plataformas que usamos. Pero incluso antes de eso, los golfistas solían preguntarse: “¿En base a qué criterios se hace un juicio sobre la calidad y la consistencia de un green?”.

Es muy habitual ver que, en una misma mañana, algunos golfistas consideran que los greens están demasiado rápidos, mientras que otros piensan que están muy lentos. Esta opinión subjetiva puede generar discusiones frente a creencias comunes sobre la velocidad, como “los greens están más rápidos por la mañana justo después de ser cortados” o “la velocidad aumenta durante el día conforme se secan”. Estas opiniones están generalmente mal fundamentadas no considerarse otros parámetros clave como la firmeza superficial, la suavidad y la rectitud de la rodadura de bola, igualmente críticos para evaluar las condiciones de juego en un green.

Nuestro trabajo en la gestión de campeonatos sigue un proceso muy bien estructurado que integra la recopilación diaria y completa de datos, que permite para apoyar la toma de decisiones. Pero ¿cuál es el valor de medir las condiciones de juego del green para un club individual y cuál es la mejor forma de hacerlo? El objetivo final al medir estos parámetros generar ahorro en recursos, optimizando los costes para obtener el máximo a cambio (condiciones óptimas y consistentes en los greens).

¿Es la velocidad del green una medida de calidad?

Con razón o sin ella, los campos de golf suelen ser juzgados de forma subjetiva como mejores o peores que los vecinos basándose únicamente en conversaciones de vestuario o en el bar del hoyo 19, comparando los greens de un campo con los de otro, o cómo se comportaron el fin de semana pasado frente a hoy. Estas comparaciones suelen centrarse en la velocidad de rodadura de la bola (velocidad del green). Algunos golfistas consideran la velocidad como uno de los criterios más importantes para evaluar un campo está bien o mal. Sin embargo, ésta no es la única medida de calidad.

El Stimpmeter es la herramienta más conocida, accesible y ampliamente utilizada para medir la velocidad del green. Inventado por Edward S. Stimpson, su propósito era permitir mediciones válidas, precisas, objetivas y estadísticas sobre la velocidad de los greens. Luego fue modificado por la USGA e introducido en 1978. El Stimpmeter se diseñó para fomentar la uniformidad entre y dentro de los greens, y también para que cada club defina una velocidad que sea cómoda para sus socios y trabaje con esos datos para lograr uniformidad en todo el recorrido. Se dice que sus desarrolladores sabían que la herramienta estaría “en malas manos” cuando fuera usada por golfistas o cuando estos exigieran los datos, que en general tienen poco valor fuera del ámbito del golf de élite.

Existen riesgos éticos al promover objetivos de los parámetros de jugabilidad si se interpretan mal. La historia demuestra que publicar rangos de datos puede derivar en malos usos, como sucede con las lecturas del Stimpmeter que provocan comparaciones entre clubes. Ya pocos años después de su introducción, se observó que muchos clubes intentaban alcanzar velocidades de torneo durante toda la temporada, lo que acabó dominando las expectativas de los jugadores y conllevó consecuencias negativas como el deterioro de la salud del green y la pérdida de cobertura vegetal.

Por qué la firmeza del green es tan importante

La industria tuvo que esperar unos 30 años antes de que herramientas como el “Clegg Hammer” pasaran del laboratorio al uso en campo para medir la firmeza superficial: probablemente la característica más importante para que un green sea fiable, resistente y desafiante incluso para los mejores jugadores del mundo. Hasta 2010, la firmeza medible no se comprendía bien. Incluso hoy, muchos jugadores critican velocidades inconsistentes o lentas sin tener en cuenta la importancia de la firmeza y su impacto sobre la velocidad del green.

Durante un tiempo existió el deseo de replicar condiciones de ‘target golf’, lo que llevó a prácticas agronómicas orientadas a superficies más blandas y receptivas. Sin embargo, las consecuencias de obtener velocidades de green reducidas debido a superficies blandas e irregulares no se consideraron adecuadamente. Simplemente: no se pueden lograr greens rápidos sobre superficies blandas de forma sostenible.

La opinión del jugador

Mi tesis se tituló “Datos objetivos para evaluar las condiciones de los greens de golf en comparación con la percepción de los golfistas sobre la calidad de juego”. El estudio comparó datos (velocidad, firmeza, rodadura) recogidos por la mañana y por la tarde, con la opinión de jugadores de tres categorías de hándicap distintas. Las mediciones ofrecieron un resultado objetivo de las condiciones existentes, pero no siempre coincidieron con la percepción de los jugadores sobre la jugabilidad. Los jugadores de bajo hándicap fueron más críticos al comparar la velocidad del green por la mañana y por la tarde (¡vaya sorpresa!), mientras que los jugadores de hándicap medio o alto daban más importancia a la rodadura. El estudio concluyó que las opiniones del jugador suelen ser inconsistente y, en su mayoría, inexactas. Tomar decisiones de mantenimiento basándose únicamente en la opinión de los jugadores podría llevarnos por el camino equivocado.

Medición de las condiciones de juego del green

La necesidad de medir y comparar los resultados con objetivos investigados está fuera de toda duda. Trabajé más de una década con clubes en los que se incluía la medición del perfil del suelo (contenido de materia orgánica y humedad) y el comportamiento superficial (firmeza, rodadura y velocidad del green) como parte del informe agronómico. Esto fue una revolución y transformó la industria al fomentar decisiones basadas en datos objetivos.

Los clubes comenzaron a adquirir sondas de humedad del suelo y a prestar atención a rangos objetivos investigados. Pero también surgió el riesgo de depender demasiado de los datos sin entender la causa-efecto de lo que se mide. A menudo preguntamos a los responsables de campo si consideran que la agronomía es arte o ciencia. La realidad es que es una combinación de ambas. Los datos están ahí para monitorear el cambio y apoyar la implementación hábil de prácticas por parte del Greenkeeper. Los datos erróneos son peores que la ausencia de datos. Las herramientas y protocolos deben ser robustos y estar basados en investigación.

En The R&A usamos estos datos para apoyar nuestros trabajos en “Championship Agronomy” e integrarlos, cuando es necesario, en nuestros servicios de “Agronomía Sostenible” con clubes privados. Lo que observamos es que tiene mucho más valor cuando los Greenkeepers del club recopilan sus propios datos de forma frecuente, y no solo como una instantánea puntual. También es esencial que, en este contexto con clientes privados, nuestros Agrónomos tengan acceso a más datos para evaluar cambios o tendencias.

La disponibilidad y el coste de estas herramientas ha sido un obstáculo en el pasado. Aunque la mayoría de clubes cuenta con sondas de humedad y posiblemente un Stimpmeter, pocos tienen acceso a herramientas para medir firmeza (Clegg hammer o TruFirm), y no existía una herramienta fiable y disponible comercialmente para medir la calidad de la rodadura. Eso ha cambiado recientemente con la GS3 Ball, desarrollada por la USGA, una herramienta universal para medir velocidad, calidad de la rodadura (smoothness y trueness) y firmeza (con test de caída), que funciona integrada con la app USGA Deacon.

Mediciones ambientales

Existen otros aspectos medibles relacionados con el mantenimiento que están ganando cada día más relevancia. Los datos ambientales han evolucionado mucho desde el simple pluviómetro. Las estaciones meteorológicas —estaciones de monitoreo ambiental— ahora interactúan con sistemas de riego y programas agronómicos, algunos con IA y modelos de enfermedades integrados. Incluso las mediciones básicas como temperatura del suelo y del aire, registradas por hora o día, aportan estadísticas útiles como el Potencial de Crecimiento (GP) y los Grados Día de Crecimiento (GDD), que ayudan a entender el crecimiento y a definir los tiempos óptimos para aplicar fertilizantes y otros productos.

Medición del crecimiento

¿Es posible medir y registrar el crecimiento (conocido como clipping yield o volumen de restos de siega recogidos) y usar los resultados para ajustar la fertilización o los cortes? La realidad es que todos los Greenkeepers lo han hecho siempre, pero de una manera aproximada preguntando a los segadores “¿cuánto recogimos hoy en el green 10?” o “¿cuántas veces vaciamos los cajones?”. El problema está en medir con precisión. Manuel puede vaciar con media caja, mientras que Antonio solo cuando está llena.

Registrar el clip yield es sencillo y consume muy poco tiempo. Su volumen varía según las condiciones ambientales (temperatura, humedad, luz) y las prácticas culturales (cepillado, grooming). Todo esto puede ser registrado y evaluado.

El reto es entender cómo influyen los insumos que van a un green (lluvia, riego, fertilizantes, exceso de sales, reguladores del crecimiento, etc) y usar prácticas de perfeccionamiento de la superficie para controlar estas tasas de crecimiento y mantener el césped dentro de rangos seguros para su salud.

Si se inicia un programa de monitorización de crecimiento, se verá que la humedad y la temperatura impulsan más el crecimiento de lo que se suele pensar. La acumulación de materia orgánica (el conocido “colchón”) se reduce si gestionas de manera eficaz el crecimiento y se controla bien si el recebo se aplica conforme a la tasa de clip yield. Esta información también ayuda a ajustar costes y programar la aplicación de fertilizantes, reguladores, recebos y otras operaciones agronómicas.

Consejos clave:

  • Los datos que se toman y recopilan deben ser para el equipo técnico y la dirección, no para los socios.
  • Medir de manera frecuente la humedad del suelo es uno de los aspectos más importantes para garantizar greens con buena salud.
  • La consistencia es el objetivo: se deben marcar objetivos adaptados a las condiciones y posibilidades concretas de cada campo.
  • Se debe diferenciar de manera clara entre condiciones normales de juego y condiciones extraordinarias de competición, momento en el que se pueden aplicar medidas específicas para incrementar velocidad.
  • Se deben mantener los parámetros dentro de los rangos establecidos y no excederlos.
  • No se deben forzar los límites: hacerlo debilita el césped y favorece la aparición de episodios no deseados como enfermedades, algas o incremento de Poa annua.
  • No se deben recoger datos solo en los meses buenos o temporadas altas. Se deben registrar datos todo el año para que realmente aporten valor en la toma de decisiones.
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